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Esta semana Energía Limpia XXI comparte una historia publicada origanalmente en Diario del Sur en el que destaca la historia de una familia española que dijo adios a la energía convencional y aposto por un sistema 100% solar Creía haber hecho una cosa que ya había hecho más gente, pero me estoy dando cuenta de que no». El ingeniero malagueño Miguel Torres asegura una y otra vez que es «una persona muy normalita», pero a los ojos de muchos ciudadanos se ha convertido en un héroe. Su gesta: haberse librado del ‘yugo’ de las compañías eléctricas tras instalar un sistema fotovoltaico que ha convertido su casa –un adosado normal y corriente en Málaga capital– en una isla energética autosuficiente. Desde que SUR publicó su historia, hace una semana y un día, no deja de recibir llamadas y correos electrónicos de medios de comunicación, empresas interesadas en promover sistemas de autoconsumo eléctrico, comunidades de vecinos y, sobre todo, gente de a pie que quiere seguir su ejemplo. La que no le ha llamado es Endesa, por cierto.
¿Quieres desengancharte de la red eléctrica como los Torres?
Miguel Torres y su familia –su mujer Carmen, ama de casa y sus dos hijos: Marta y Miguel, que estudian Arquitectura e Ingeniería, respectivamente– intentan seguir con su vida normal mientras atienden amablemente las consultas de allegados, conocidos y desconocidos que ahora se interesan por cómo convertir su casa en autosuficiente. «Me dijeron muchas veces que estaba loco por hacer esto, incluso arquitectos amigos míos. Pues mira, este loco lleva un año sin pagar a Endesa», bromea el ingeniero malagueño, que se confiesa «abrumado» por la atención mediática. «Es una locura, esto me viene grande, pero si sirve para que la gente empiece a pensar que es posible hacer las cosas de otra manera, habrá valido la pena», afirma, esperanzado de que si cunde su ejemplo, el Gobierno acabe dando marcha atrás en sus planes para instaurar el llamado ‘peaje de respaldo’, que obligará a los usuarios que tengan un sistema de autoconsumo conectado a la red a pagar por la energía que ellos mismos generan.
«Vida normal»
Para Miguel Torres, el interés que ha despertado su historia revela el «inconformismo silencioso de la sociedad». «Ojalá nuestro granito de arena sirva para que cambien las cosas y se impulse el autoconsumo eléctrico en los hogares, pero el autoconsumo conectado a la red, que es el realmente interesante porque así podríamos inyectar la energía que nos sobra para que la usen otros», afirma.
Sus hijos se muestran sorprendidos de la atención que está recibiendo su hogar, donde ellos llevan una vida «absolutamente normal». Eso sí, con una salvedad: pueden consultar en cualquier momento en su ordenador la electricidad que se produce, se almacena y se consume, lo que les permite participar en la gestión del consumo eléctrico familiar. Por ejemplo, este invierno, cuando se encadenaban varios días sin sol y la batería iba bajando su nivel, sabían que era preferible esperar para poner la lavadora.
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