
ENERGIA LIMPIA XXI. Santo Domingo, República Dominicana. La Asociación para el Fomento de las Energías Renovables (ASOFER), anima a todos los líderes empresariales, gubernamentales y sociales a e incentivar el uso de energías limpias.
Durante los últimos años el Gobierno Dominicano ha venido apoyando el desarrollo de las energías renovables, confirmando el enorme beneficio que tienen las mismas para el desarrollo sostenible a corto, medio y largo plazo del país. A pesar de esto, seguimos enfrentando grandes retos para continuar con la implementación de proyectos de a partir de fuentes renovables. Ante esta realidad la sociedad civil, el sector empresarial y ASOFER nos sentimos comprometidos con nuestro derecho a incrementar nuestra independencia energética y disminuir nuestra exposición a la volatilidad de los combustibles fósiles, su impacto sobre el medio ambiente y sobre las generaciones venideras.
Sobre el costo de cada kilovatio hora producido por la red dominicana durante el año pasado, con el precio del barril de petróleo en mínimos históricos, más de siete centavos de dólar se exportaron para el pago de combustibles foráneos, cuyo precio varía al vaivén de la situación geopolítica global.. Las energías renovables vinieron a cambiar este panorama desolador, que fomenta la pobreza energética y contribuye en agrandar la desigualdad económica y social, disminuyendo la capacidad de competencia del país frente a países vecinos de la región, que son conscientes hace tiempo de la importancia del desarrollo de las energías renovables: agua, sol y viento. Cuando se genera un kilovatio hora de energía renovable en una instalación para auto consumo, en una casa o en una empresa, casi seis centavos se van a pagar gastos locales (intereses, mantenimiento, etc.) durante el periodo del pago de la inversión y el financiamiento. Menos de tres centavos se van a pagar el equipo importado. Todos esos gastos tributan en el país, son ingresos de empresas locales, que pasan a pagar impuestos sobre sus beneficios y a enriquecer la economía del país. Además, una vez que se recupera la inversión (típicamente entre 7 o 10 años) el generador de energía solamente gasta dos centavos (seguros, operación y mantenimiento), disminuyendo típicamente su costo de abastecimiento de energía en más de un 80%. Esto aumenta su competitividad con empresas extranjeras, aumenta el ahorro en los hogares dominicanos, se genera más riqueza, aumenta la mano de obra y se tributa más a la dirección general de impuestos internos, durante al menos 20 o 30 años. Si el 25% de la energía generada en el 2017 en la República Dominicana hubiera sido producida por el sol y el viento, fuentes de energías renovables no convencionales, el país se hubiera ahorrado exportar más de 300 millones de dólares solo durante ese año. La DGII recaudaría más de 4,000 millones de pesos al año sin incrementar la presión fiscal. Llegar a esa cifra y superarla debe ser el objetivo de todos, principalmente del gobierno dominicano. Durante el año 2017 menos de un 5% de la energía consumida por el sistema eléctrico dominicano fue producido por energías renovables no convencionales.
Hoy el sistema eléctrico dominicano afronta una crisis de abastecimiento producto de la salida inesperada de AES Andrés, que contribuía al sistema con una eficiente tecnología de ciclo combinado con capacidad instalada de 319 Mega Watt quemando gas natural, los cuales están siendo sustituidos por centrales que queman diésel para producir energía eléctrica a precios mucho más elevados. Por otro lado, la crisis eléctrica podría agudizarse más todavía, si se produce la salida –por mantenimiento programado– de las generadoras Barahona Carbón (de EGE-Haina) y la Compañía Eléctrica San Pedro de Macorís (CESPM).
ASOFER, como entidad que aglomera a la mayoría de las empresas instaladoras y promotoras de las energías renovables, con más de 75 empresas del sector, hace un llamado para que el país consolide su apoyo al desarrollo de las energías renovables, sus incentivos y actividades de promoción, para poder alcanzar una meta mínima de abastecer el 25 por ciento de la demanda de energía de la República Dominicana con tecnología renovable no convencional antes del año 2030. El principal impulsor de esta dinámica no deben ser los grandes proyectos de energía, sino la infinidad de usuarios residenciales e industriales que decidan tener otra alternativa de abastecimiento de energía, a precios más competitivos y que contribuya a frenar el cambio climático y a mejorar el medio ambiente.