
Una publicación especial de LACalytics en media partnership con Energía Limpia XXI
Resumen
Si bien las desigualdades estructurales hacen que las mujeres sean particularmente vulnerables a los impactos del cambio climático, cada vez se reconoce más a su agencia para aumentar los esfuerzos de adaptación, mitigación y gestión del riesgo de desastres. Descubra cómo una mayor generación de financiamiento climático de la UE en los PEID del Caribe puede permitir que la asociación birregional logre el triple triunfo de la igualdad de género, la mitigación y la resiliencia.
Introducción
El cambio climático no es neutral ante las desigualdades de género. Los niveles diferenciados de acceso a los recursos determinan cómo mujeres y hombres experimentan sus impactos. El impacto de género se complica aún más en el Caribe, donde las características geográficas y socioeconómicas únicas de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) dejan a la Región altamente vulnerable a las consecuencias del cambio climático. Simultáneamente, existe un reconocimiento creciente de que el saber exclusivo de las mujeres les permite desempeñar un papel importante en la mejora de la adaptación, la mitigación y los esfuerzos de gestión del riesgo de desastres.[1] Esto último abre una puerta para considerar el vínculo crítico que existe entre la igualdad de género y el financiamiento climático para un desarrollo inclusivo sustentable.
Tal reflexión llega en un momento crítico frente a la respuesta global ante el cambio climático. La mayoría de los países han presentado sus primeras Contribuciones Previstas Determinadas a Nivel Nacional (INDC) y la Unión Europea (UE), el mayor contribuyente mundial de financiamiento climático, se ha comprometido a contribuir al objetivo de movilizar US$ 100 mil millones por año para el año 2020.[2]
Dado que ambos bloques se comprometen a poner en práctica sus compromisos bajo el Acuerdo de París, la asociación birregional presenta un espacio ideal para explorar cómo los enfoques sensibles al género pueden canalizar el financiamiento climático de la UE, a los fines de obtener un mayor impacto en el desarrollo de los PEID del Caribe y, al hacerlo, desbloquear las ambiciones climáticas individuales y colectivas de ambas regiones.
Ella que lo siente, lo sabe
El discurso académico y político reconoce que las mujeres son generalmente más vulnerables en la forma en que experimentan, responden y se adaptan al cambio climático.[3] Como señala Dinkelmann, “muchas economías tradicionales se fundaron en una división del trabajo por género en la cual las mujeres generalmente tenían la responsabilidad principal de ciertas áreas de gestión de los recursos”[4]. En los PEID del Caribe, una gran proporción de los medios de subsistencia de las mujeres dependen de sectores sensibles al clima como la agricultura y el turismo, 16 por ciento[5] y 55 por ciento[6], respectivamente. Asimismo, las mujeres más que los hombres tienden a trabajar en el sector informal (55 por ciento frente al 45 por ciento, respectivamente)[7], el cual es menos resistente a las crisis relacionadas con el clima y no proporciona acceso a sistemas formales de protección social y redes de seguridad.[8]
En la agricultura, las mujeres suelen enfrentar desigualdades en el acceso a activos productivos como tierra, crédito e insumos críticos (por ejemplo, fertilizantes, riego, tecnología, información y mercados)
logía, información y mercados)and understanding and promotes lable in english ic Vehiclescies[9] Con los impactos climáticos que reducen la capacidad de la tierra y reducen sus rendimientos, la capacidad de las mujeres para dedicarse a actividades productivas como la agricultura de subsistencia o a la agricultura comercial de pequeña escala se ve gravemente comprometida, afectando su seguridad alimentaria y nutrición[10]. Como los hombres son más propensos a migrar en busca de mano de obra asalariado, las mujeres se quedan con una mayor carga de trabajo.[11]
Además, las mujeres son las más afectadas por los desastres provocados por el cambio climático.[12] No sólo enfrentan una mayor exposición a enfermedades en situaciones posteriores a desastres (considerando que a menudo son responsables de tareas como cocinar y buscar agua), sino que los impactos económicos se traducen en una reducción o pérdida de ingresos, con consecuencias para el bienestar de las mujeres y de aquellos que dependen de ellas. En Dominica, luego del Huracán María —de Categoría 5— una evaluación posterior al desastre calculó que se perdieron 1,8 millones de días laborales en los sectores de turismo, agricultura y comercio.[13]
Finalmente, a través de la cocina y otras tareas domésticas, las mujeres son las principales consumidoras de energía en áreas rurales.[14] Aun así, las desigualdades estructurales de género impiden el acceso a activos, educación y capacitación que podrían expandir su rol en la energía limpia, y evitando el recurso a la quema de biomasa ineficiente —desde el punto de vista energético— para cocinar, alumbrar y calentar en el hogar y la comunidad. A nivel nacional, el acceso a la industria de la energía como trabajadores o empresarios es limitado, lo cual resulta en una planificación, financiamiento e implementación de proyectos energéticos ciegos al género.
Sin embargo, como administradoras de los recursos naturales y domésticos, las mujeres están bien posicionadas para contribuir a programas sensibles al género que creen resiliencia.
Hablando lo hablado y caminando el camino
Reconociendo la vulnerabilidad particular de los PEID, la UE estableció la Alianza Global de Cambio Climático (AGCC) en el 2007 para apoyar los esfuerzos de los PEID para adaptarse al mismo. Esta asociación se renovó en el 2014 para convertirse en AGCC+, con la UE poniendo un énfasis adicional en “el fortalecimiento de los temas estratégicamente importantes de adaptación, migración e igualdad de género basados en los ecosistemas”.[15]
Bajo el AGCC, el proyecto ‘Protección de las zonas costeras sostenibles a través de la gestión de manglares en Guyana’ se destaca como la mejor práctica para demostrar cómo la UE ha integrado activamente cuestiones específicas de género a sus acciones climáticas en la región. Con el doble objetivo de mitigar el cambio climático y adaptarse a sus efectos, el proyecto aprovechó las capacidades de las mujeres para contribuir a la retención de carbono a través de la reforestación y la preservación de los bosques, así como para adaptarse fortaleciendo las defensas naturales del mar y apoyando la biodiversidad de la zona costera.
Los criterios específicos de equidad de género enfatizaron la mayor representación de las mujeres en la Junta de Defensa del Mar y del Río y las colocaciones en pasantías de Ciencia, Ingeniería y Tecnología. Mediante el aprendizaje práctico y la valoración de los conocimientos tradicionales, el proyecto también promovió la capacitación de mujeres para establecer pequeñas empresas dirigidas por mujeres que se beneficiarían de la gestión sostenible de los manglares. El proyecto finalmente apoyó al Gobierno de Guyana para crear una Política Nacional de Género con medidas complementarias en línea con el Plan de Acción de Género de la UE 2016-2020. Entre los resultados se encuentra un mayor porcentaje de mujeres en los procesos de toma de decisiones y actividades no tradicionales con co-beneficios para el desarrollo, incluida la inclusión de las mujeres y el empoderamiento económico.
Varias lecciones se pueden aprender de ello. La primera de ellas es la importancia de un enfoque holístico ascendente y descendente de género que no sólo aborde las “necesidades” de las mujeres a nivel micro/local sino que se centre en el liderazgo de las mujeres a nivel de gobernabilidad. En segundo lugar, la importancia de considerar las necesidades, los intereses y las vulnerabilidades diferenciales de hombres y mujeres en todos los aspectos del desarrollo del proyecto, incluidas las fases de diseño, implementación, y monitoreo y evaluación. En tercer lugar, el hecho de apreciar las dimensiones sociales de las comunidades y de valorar el desarrollo de la experiencia de resiliencia indígena en las mujeres puede incorporar acciones de adaptación y mitigación apropiadas para el contexto específico de cada país.
La aplicación de este conocimiento a los flujos financieros bilaterales y regionales más amplios relacionados con el clima de la UE en la región ofrece la oportunidad de replicar y ampliar aún más estas enseñanzas.[16] Durante el período 2014-2016, la igualdad de género fue un objetivo importante y deliberado en el 11% de las actividades climáticas financiadas, pero no el principal motivo para emprender el proyecto.[17] Cuando estuvo presente, la igualdad de género se integró con mayor frecuencia en programas de adaptación, particularmente de agricultura, agua, reducción del riesgo de desastres y fortalecimiento de capacidad productiva, y menos en los sectores de infraestructura económica. Esto deja espacio para considerar de manera más explícita las necesidades y contribuciones específicas de las mujeres tanto en la adaptación como en la mitigación de la problemática y, al mismo tiempo, avanzar en actividades de mitigación que estimulen la inclusión de género en los sectores de energía y transporte.
Una comparación de los sectores priorizados por el financiamiento climático de la UE y las prioridades de mitigación y adaptación de los PEID del Caribe, expresados en sus INDC, revela el alcance para alinear los fondos climáticos disponibles con las prioridades de desarrollo complementarias (Figura 1).[18] La mayoría de los PEID que priorizan la adaptación en sus INDC identifican los recursos hídricos como un área de prioridad principal. Mientras tanto, los países que enfatizan las acciones de mitigación proponen intervenciones principalmente en el sector energético.[19] Los sectores de energía y silvicultura se identifican como prioridades de mitigación y adaptación. Tres de los trece países mencionan el vínculo entre el género y el cambio climático.
Fuente: Compilado por los autores sobre la base de un análisis de la INDC de 13 SIDS del Caribe presentado a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC)
El camino hacia delante
Entonces, ¿cómo puede este alto grado de complementariedad crear oportunidades para asignaciones de financiamiento climático que tengan en cuenta las cuestiones de género y que permitan a las mujeres convertirse en agentes activas de la acción climática? Se proponen dos puntos de entrada críticos.
El primer punto de entrada es considerar más de cerca las implicaciones de género en el cambio climático en áreas críticas como el uso energético y desbloquear la ayuda climática relacionada con la mitigación lo cual aumentaría la participación de las mujeres en la economía verde. Como complemento de la infraestructura energética a gran escala y los programas de eficiencia industrial, las intervenciones a pequeña escala (por ejemplo, los esquemas de microfinanzas) pueden involucrar estratégicamente a las mujeres para aumentar su adopción como consumidores de productos de energía limpia y empresarios en la prestación de servicios energéticos.
El segundo punto de entrada es continuar con los enfoques conjuntos de mitigación y adaptación, como en el ejemplo de Guyana, que disminuyen el riesgo y la vulnerabilidad de las mujeres frente al cambio climático. Hay co-beneficios significativos entre la mitigación y la adaptación, con esfuerzos efectivos de mitigación que requieren un menor énfasis subsecuente en la adaptación, debido a los impactos climáticos reducidos. Contribuir a las Acciones Nacionalmente Apropiadas de Mitigación multisectoriales a través de actividades sinérgicas en los sectores de la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra puede proporcionar a las mujeres las herramientas para sostener la realización de actividades conjuntas en el futuro. Por ejemplo, el fomento de la capacidad sobre prácticas agrícolas sostenibles como la agro-forestería no sólo permite a las mujeres mejorar la producción de alimentos, la seguridad alimentaria y la diversificación de los ingresos, lo que aumenta las capacidades generales de adaptación de los hogares frente a las crisis climáticas; sino la plantación de árboles ofrece también reducciones significativas de emisiones de gases de efecto invernadero.
Eficacia, eficacia, eficacia
A medida que las mujeres enfrentan responsabilidades cambiantes y oportunidades de empleo provocadas por el cambio climático, ambas regiones tienen la responsabilidad de fomentar una acción climática inclusiva; sobre todo porque los impactos del cambio climático no conocen fronteras. Los pequeños estados insulares en desarrollo del Caribe, como receptores, deberían estar preparados para articular, a través de un enfoque impulsado por los países, las prioridades políticas que reconocen la capacidad de respuesta de género como un camino hacia el desarrollo sostenible. La UE, como donante, debe promover aún más respuestas directas y alineadas que aborden la creciente carga de las mujeres causada por las crisis climáticas, y que aprovechen su potencial para fortalecer sus capacidades de adaptación y mitigación.
En una dimensión no considerada a menudo de esta simbiosis, las lecciones aprendidas de las finanzas de género y del clima en los PEID del Caribe pueden agregar una perspectiva importante a la agenda climática interna de la UE. Por ejemplo, las brechas de género en el mercado laboral, así como el acceso desfavorecido de las mujeres a trabajos técnicos y científicos altamente calificados, encuentran la calculabilidad mutua en ambos contextos regionales.[20] En consecuencia, las oportunidades de financiamiento que fomenten una mayor participación de las mujeres en los campos de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM) pueden aumentar su conocimiento y acceso a tecnologías apropiadas de energía sostenible, así como proporcionar empleos y oportunidades de avance en el sector de tecnología limpia.
Dadas las necesidades, independientemente de la distancia transatlántica, el financiamiento climático inclusivo de género puede representar fácilmente un triple triunfo entre la UE y los PIED del Caribe: igualdad de género, mitigación y resiliencia.
Acerca de los autores
Nayaatha Taitt, Trinidad y Tobago
Nayaatha labora actualmente en el Banco Interamericano de Desarrollo, en un programa regional para ampliar las finanzas verdes en América Latina y el Caribe. Cuenta con una Maestría en Asuntos Internacionales del Instituto de Posgrado de Estudios Internacionales y de Desarrollo en Ginebra, Suiza, un Diploma de Postgrado en Relaciones Internacionales, y una licenciatura en francés y español de la Universidad de las Indias Occidentales. Sus intereses profesionales están conformados por los desafíos del desarrollo sostenible que enfrentan los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID), ya que por su trabajo a nivel regional e internacional, como por sus vulnerabilidades únicas, han ganado su atención. Anteriormente Naayatha ocupó cargos en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la Asociación de Estados del Caribe y en el Centro Internacional para el Comercio y el Desarrollo Sostenible.
Lena Schubmann, Alemania
Lena tiene una Maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Cambridge y es licenciada en Relaciones Internacionales en King’s College London y en Administración de Empresas en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Göttingen. Sus intereses de investigación son las redes de protección social en América Latina y como parte de su maestría, realizó investigaciones sobre protección social, indigeneidad y sindicalismo en Bolivia. Actualmente tiene una beca Carlo-Schmid en el Programa Mundial de Alimentos en Guatemala, enfocada en actividades de resiliencia y adaptación al cambio climático.
[1] Whyte, K. (2014) Indigenous Women, Climate Change Impacts, and Collective Action. Hypatia, 29 (3). http://library.pcw.gov.ph/sites/default/files/indigenous%20women,%20climate%20change%20impacts.pdf
[2] United Nations Framework Convention on Climate Change (UNFCCC). (2016) Roadmap to US $100 Billion. http://www4.unfccc.int/Submissions/Lists/OSPSubmissionUpload/261_295_131233554162587561-Roadm ap %20to%20the%20US$100bn%20(UNFCCC).pdf
[3] Demetriades, J. and Esplen, E. (2008) The Gender Dimensions of Poverty and Climate Change Adaptation. IDS Bulletin, 39 (4). https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1759-5436.2008.tb00473.x
logía, información y mercados)and understanding and promotes lable in english ic Vehiclescies
[4] Dankelmann, I. (2002) Climate Change: Learning from Gender Analysis and Women’s Experiences of Organising for Sustainable Development. Gender and Development, 10 (2): 21-29. https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/13552070215899 (
[5] Food and Agriculture Organisation (FAO). (2011) State of Food and Agriculture. Women and Agriculture: Closing the Gender Gap for Development. Rome. http://www.fao.org/publications/sofa/2010-11/en/
[6] World Tourism Organization (UNWTO) and the United Nations Entity for Gender Equality and the Employment of Women (UN Women). (2011) Global Report on Women in Tourism 2010. Madrid, 18. http://cf.cdn.unwto.org/sites/all/files/pdf/global_report_on_women_in_tourism_2010.pdf
logía, información y mercados)and understanding and promotes lable in english ic Vehiclescies
[7] United Nations Entity for Gender Equality and the Employment of Women (UN Women). (2015) Progress of the World’s Women 2015-2016. Madrid, 71. http://progress.unwomen.org/en/2015/pdf/ UNW_progressreport.pdf
[8] Nelson V. et. al. (2002) Uncertain Predictions, Invisible Impacts, and the Need to Mainstream Gender in Climate Change Adaptations. Gender and Development, 10 (2): 51-59. https://www.tandfonline.com/action/showCitFormats?doi=10.1080%2F13552070215911
[9] Brown, L. et al. (1995) Generating Food Security in the Year 2020: Women as Producers, Gatekeepers and Shock Absorbers. International Food Policy Research Institute 2020 Brief, 17. https://pdfs.semanticscholar.org/01f1/9be2a78245ec09e5ccde6c7c36d96187a929.pdf
[10] Denton, F., Climate Change Vulnerability, Impacts, and Adaptation: Why Does Gender Matter? Gender and Development, 10 (2). https://www.jstor.org/stable/4030569?seq=1#page_scan_tab_contents
[11] Nelson et. al. (2002).
[12] Williams. M. (2016) Gender and Climate Change Financing: Coming Out of the Margin. London: Routledge,534.
[13] Twinning, W. (2017). Resilience, Sustainability, and Inclusive Growth for Tourism in the Caribbean. World Bank. https://worldbank.org/psd/resilience-sustainability-and-inclusive-growth-tourism-caribbean
[14] Huyer, S. (2016) Gender Equality in National Climate Action: Planning for Gender-Responsive Nationally Determined Contributions. United Nations Development Programme (UNDP). http://www.undp.org/content/undp/en/home/librarypage/womens-empowerment/gender-equality-in-national-climate-action–planning-for-gender-.html
[15] European Union. (2012) Paving the Way for Climate Compatible Development: Experiences from the Global Climate Change Alliance. http://www.gcca.eu/sites/default/files/GCCA/gcca_brochure_2012_eng_pdf_lo_0.pdf
[16] Compilado por los autores basado en un análisis de marcadores de política de igualdad de género en datos del Sistema de Información de Acreedores (CRS) del Comité de Asistencia para el Desarrollo de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
[17] Ibid.
[18] Compilado por los autores sobre la base de un análisis de las INDC de 13 SIDS del Caribe presentado a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
[19] Compilado por los autores basado en un análisis de marcadores de política de igualdad de género en datos del Sistema de Información de Acreedores (CRS) del Comité de Asistencia para el Desarrollo de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
[20] Entre los países de la UE, los salarios de las mujeres son un 16,2% más bajos que los salarios de los hombres en puestos iguales. Sin embargo, en puestos que requieren habilidades técnicas y científicas, las brechas salariales de género alcanzan el 31.3% en Alemania o el 28.9% en Italia (EUROSTAT 2016).
[…] en la mejora de la adaptación, la mitigación y los esfuerzos de gestión del riesgo de desastres.[1] Esto último abre una puerta para considerar el vínculo crítico que existe entre la igualdad de […]
[…] [20] Entre los países de la UE, los salarios de las mujeres son un 16,2% más bajos que los salarios de los hombres en puestos iguales. Sin embargo, en puestos que requieren habilidades técnicas y científicas, las brechas salariales de género alcanzan el 31.3% en Alemania o el 28.9% en Italia (EUROSTAT 2016). […]